“…por eso me volví cabrona”.
La senadora en su visita a Querétaro. cabrona, cabrona, cabrona, cabrona, cabrona, cabrona, cabrona, cabrona
Para la senadora hidalguense Xóchitl Gálvez, su vida política se aceleró – comenzó a cambiar – la mañana del 17 de junio.
“Tenía ya en mano un amparo, otorgado por un juez, para que el presidente de la República, me recibiera en Palacio Nacional otorgándome el derecho de réplica en la mañanera”.
“Y les avisé: El próximo lunes nos vemos; y llegué a las cinco treinta de la mañana en mi bicicleta – ya saben que yo soy ciclista – y pues… ahí estuvieron duros los trancazos; el presidente no me quería recibir, me mandó a sus golpeadores, pero yo también llevé a señoras pero bravas, como mi amiga de Tacubaya».
¿Cómo se llama mi amiga de Tacubaya? Ah, la Paty. No manchen, la Paty es cabrona eh; pesa como 120 veinte kilos. Y se chutó a los hombres…la Paty, solita. Y me decía, cuando se abrió paso entre los golpeadores del presidente: Pásele senadora, pásele. Y pasé hasta llegar a la puerta misma del Palacio Nacional.
Y yo que también traigo lo mío, soy un pequeño tanquecito que en la casa me dicen “la roca”, ya se darán una idea de porque tengo el apodo de la “roca”. Llegue y toque. Lo demás, eso ustedes ya lo saben. Al cerrarme el presidente las puertas de Palacio, ustedes me abrieron las puertas de su corazón.
Por eso estoy aquí, porque entendí que las puertas del Palacio Nacional solo se abren en los momentos que les conviene. Y por eso, al abrirme paso, me volví cabrona”.
Xóchitl Gálvez habló así, en una parte de un sentido – y sincero – discurso, ante más de 1,300 queretanas y queretanos reunidos en el amplio Salón del Club de Industriales.
Estaban ahí los líderes de las cámaras de servicio, dirigentes de los colegios, empresarias, empresarios y lo mejor de la sociedad civil queretana.
La senadora llegó en punto de las 1.30 de la tarde, venia de San Juan del Río. Ya en Querétaro, si su entrada fue apoteósica, su salida fue triunfal. En una hora casi exacta que duró su discurso, la concurrencia le aplaudió en 62 ocasiones; en promedio, un aplauso por minuto y, con un mes escaso de recorrido – lleva ya 17 estados – la senadora se ha convertido en un auténtico fenómeno social.
Y el factor Xóchitl se encuentra ya trepado en lo más alto de las preferencias de los ciudadanos. “Llevo ya 350 mil firmas recolectadas”. Y sigue…
“Lo que yo quería decirle al presidente ese día en la mañanera es que los mexicanos necesitamos medicina, en las comunidades, en los hospitales, donde se necesiten y no encerradas en un bodegón”.
Estaba en ese repleto salón y confundida entre cientos de mujeres, la señora Martha Kuri, hermana del gobernador de Querétaro.
“Mauricio Kuri fue mi coordinador en el senado y para la bancada del presidente, fue un auténtico dolor de cabeza”.
Y al menos en otras dos ocasiones, hizo referencia a Querétaro, al despegue que ha tenido en su economía, al alto índice de seguridad que aquí se tiene. “Hay la lleva su gobernador” dijo. “Con que el presidente no le estorbe, porque sus secretarios ni cachan, ni pichan ni deja batear”. Para hablar también de los straights que le ha metido al presidente. “Y ya van tres” dijo; pero esa es otra historia.
“Si es cierto – dice – que vendí gelatinas. Si es cierto que vendí tamales. Por eso yo creo que a los jóvenes que estudian, les debe de dar una beca completa, para que no dejen la carrera, para que no les pase lo que mí me pasó. Y si estudian ingeniería, deberíamos darles más becas”. Ella es Ingeniera Industrial, pero también empresaria. “Porque México necesita ingenieros e ingenieras”.
Antes de que se formalizara el Frente Amplio Nacional, platicó – dijo ayer – con Marko Cortés.
“Como la vez Marko, ¿Si habrá alguna oportunidad? Espérate, me dijo, es que el proceso se va a abrir a la ciudadanía. Y aquí estamos”.
En realidad, el discurso de Xóchitl es de barrio, tal y como hablamos muchos de los mexicanos.
“A ver, porque no pueden arreglar la 57, si tienen más de 20 años que no pueden arreglar un pinche pedacito de 20 kilómetros. Por eso hay tanto asalto. Por eso nada de abrazos”.
En determinado momento de su discurso, es que se cortó la luz del salón. “Ya ven, eso me lo mandó Bartlett”. Y sin ponerse de acuerdo, la generalidad de los más de mil asistentes, prendieron su celular, dando un espectáculo inesperado, aparte.
Otra novedad es que, muchas de las damas ahí presentes, llevaron a su “Xóchitl” en una muñequita de trapo, muy parecida a nuestra Lele, pero con una X, de Xóchitl, al pecho.
Los temas del discurso fueron varios, los platica sin orden alguno y conforme le vienen a la memoria. Xóchitl es una política pragmática, que lo mismo provoca aplausos que risas.
“En mi gobierno, yo no voy a querer ni rateros, ni pendejos ni huevones…sino gente capaz, honesta y trabajadora”.
Al finalizar el evento del Club de Industriales, a todos y todas que lo pidieron – y fueron muchas – pasaron a tomarse con ella una selfie.
También estuvo ayer con los jóvenes en un tumultuoso encuentro en el auditorio General Arteaga, para cerrar las actividades con un diálogo con la sociedad en Plaza de Armas, igualmente tumultuoso.
Hoy estará – no se le iba a pasar – en la explanada de la Delegación de Santiago Mexquititlán, en el municipio de Amealco donde también tendrá un dialogo con las artesanas de aquel lugar y recorrerá uno de los talleres en San Ildefonso Tultepec, donde se elaboran las mundialmente famosas muñequitas Lele.
La senadora hidalguense no para y nada ni nadie – tampoco el presidente – la detiene.
Y está subiendo como la espuma.
Andrés González Arias
Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.
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