El odio como estrategia política

 

El odio como estrategia política

El Jicote, Por: Edmundo González Llaca

Lunes 23 de Septiembre de 2024

Si pudiéramos cobrar por ver los pleitos que López Obrador ha entablado, él ganaría más dinero que el Canelo Álvarez y el país equilibraría su balanza de pagos. La imagen que ha impuesto de la realidad política, son dos pistoleros que caminan en una calle solitaria, listos para eliminarse violentamente. México es demasiado chico para que quepan los dos. Su estilo personal de gobernar, Daniel Cosío Villegas dixit, es despertar emociones y pasiones polarizadas. Un estilo de bravero de barrio, insultando, aventando piedras, afilando navajas o amenazando con órganos represores del gobierno.

En el trayecto de su tenaz carrera política ha cambiado de enemigos. Tiempos aquellos en los que Carlos Salinas era su villano favorito al que catafixió por Calderón; Han permanecido odiados los periodistas, a los que cíclicamente agrega nombres, a quienes ha llamado: hipócritas, rateros, chayoteros, corruptos, cretinos, fantoches, charlatanes, sabelotodos. Más los sobre nombres que se ocurran esta semana. La pieza de su corona de odio de los periodistas es Loret de Mola ¿Cuánto gana Loret? Podrá ser en su lecho agónico su pregunta final.

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En los estertores de su gobierno ha sumado todo un padrón: la Ministra Piña y a todos trabajadores del Poder Judicial, a los que ha llamado paleros y corruptos; Ha sumado a los empresarios, con quien ha tenido una relación ambigua, primero los bautizó como “minoría rapaz”, luego los invitó a desayunar tamales de chipilín y les pidió que se pusieran con su cuerno para otros proyectos de su administración, últimamente los quiso meter en el debate sobre el alebrije de la Reforma Judicial. No lo pelaron. Finalmente, está cerrando con broche de bilis con el embajador de Estados Unidos y el de Canadá.

Tratemos de dar una explicación a esta narrativa de odio del Presidente. El populismo como el fascismo, más que una ideología, sus líderes lo definen como un “stato de animo”. Como describe Jean Meyer a López Obrador: “No es de izquierda, ni de derecha, es un estilo político para captar, suscitar, exaltar emociones y pasiones de gran parte de la población”. Furia, indignación, coraje, resentimiento, despecho, rabia, en pocas palabras, es un sentimiento un poco más fuerte que el descontento, es el encabro  y los deseos de venganza.

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La canización,  no crea militantes sino fanáticos.  Y “Un fanático, afirma Churchill,  es alguien que no puede cambiar de mentalidad y no quiere cambiar de tema”. El arremeter contra todos es la carga emocional de un Presidente que no busca ni diálogos ni acuerdos sino simplemente pelear para distraer y, supone, mejor gobernar.

La Sheinbaum se ha sumado al coro en el discurso de odio, si se mantiene en esta línea simple y maniqueísta, su gran problema será encontrar nuevos villanos. Ya está muy visto y oído el discurso anti ex presidentes, anti conservadores, anti Poder Judicial,, anti becados en el extranjero, anti anti críticos, anti medios no afines, anti empresarial, anti sociedad civil, anti feministas, anti fifís, anti ecológico, anti tolerante, anti plural. Anti Estados Unidos y  anti Canadá.

¡Puf! Ante tanto odio México necesita una tregua.

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Edmundo-Álvarez-LlacaEl Jicote, por Edmundo González Llaca.

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