Aduladores

Aduladores

El Jicote, Por: Edmundo González Llaca

Lunes 20 de mayo del 2024

Los aduladores, afirmaban los griegos, que algo sabían de política, son enemigos ocultos. Para los dictadores, al contrario, el incienso es parte de la canasta básica de su ego. Esto lo saben muy bien en el círculo cercano del Presidente, en el que todos están contagiados el virus de la veneración acrítica. Crujió la campaña de Lady Anticarisma cuando en un lapsus o en una reacción de un inconsciente que ya no resistió el asfixiante control presidencial, declaró: “Nosotros no vamos a llegar a la presidencia como lo hizo el Presidente Andrés Manuel López Obrador, por una ambición personal”.

Recordé cuando también gritó en el Zócalo; “Sólo hay dos caminos este 2 de junio: que siga la corrupci… (aquí corrigió), que siga la transformación, o que siga la corrupción”. La realidad es que la corrupción después de cinco años de gobierno va viento en popa a toda vela, incluso se ha agravado. Un solo dato, la asignación directa de las obras y proyectos han sido más del setenta por ciento, solamente el treinta por ciento se han sometido a concurso. La generalidad, la asignación directa, ha sido lo que debería ser la excepción.

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 Independientemente de las pifias que cualquiera puede tener, la Sheinbaum ha dicho dos verdades: Todo indica que no someterá a juicio a los hijos ni a toda la banda y que seguirá la corrupción. La otra verdad, que el Presidente es un vulgar aspiracionista, que su principal causa y motivo vital es el poder.

Presurosa y apremiada por sus asesores, según ella misma manifestó,  la candidata, zalamera y cursi, corrigió. Le colgó un elogio bastante simplón, dijo: “López Obrador es un ejemplo de vida”. Insatisfecha por su cortesanía,  su mea culpa resultó francamente desmesurado, afirmó; “López Obrador es el mejor Presidente de la historia moderna de México, mejor que Lázaro Cárdenas, Madero o Juárez”. ¡Sopas! Diría Monsiváis.

Una posibilidad sería, López Obrador afirma que no es rencoroso -en este momento se abre un espacio de tiempo en el texto para que el lector se pueda reír- en ese caso se olvidará de la blasfemia de la Candidata oficial. La otra posibilidad es que el Presidente se la guarde a su candidata y más adelante le cobrará la espontánea sinceridad, para que, como dicen los narcos en sus mantas: “Para que aprenda”.

Mi impresión es que el Presidente, como buen aspirante a dictador se crea más los elogios que las críticas y que la Sheinbaum no es una enemiga oculta, sino una convencida de su grandeza. La historia, la gran maestra de la política, avala mi hipótesis: López Obrador la perdonará. Un ejemplo, Marco Antonio quiere ir a pescar al lago, Cleopatra se apunta a acompañarlo. Marco Antonio, saca pez tras pez, ella alaba entusiasta su suerte, él se percata que los pescados son de mar no de lago, los esclavos de la egipcia los han puesto en los anzuelos. Al dictador nada le importa, cae rendido ante la adulación.

A Luis XIV, el Rey Sol, de seguro ejemplo subyacente del Presidente, le gustaba escribir versos. Mandó llamar al poeta Boileau para que leyera algunos de sus versos que había escrito. Después de leer los textos reales Luis XIV le preguntó su opinión. Boileau, respondió: “Señor, nada imposible existe para vuestra Majestad. Ha querido hacer versos malos…¡y lo ha conseguido plenamente! “.

Aduladores

Si el Presidente, consciente que no pasará a la historia sino a la historieta, en un acceso de mesura y de realismo, aceptara, aunque sea sin confesarlo, que la corrupción de su parentela seguirá en el caso de que triunfe Lady Anticarisma. Se convencerá a sí mismo que en su círculo cercano no existe ningún descreído y que el bastón de mando es sobre todo para guardarle las espaldas. Ante la impunidad, la adulación como estrategia política de ascenso al poder puede fortalecerse.

Dante imagina el castigo a los aduladores, escribe: “Se revuelven en un profundo abismo lleno di merda y profieren horrorosos aullidos”. Significativamente adular viene de aullar.

Independientemente de quien gane la presidencia, rescatemos la crítica y la auto crítica como esencia de la política.

Aduladores, Aduladores, Aduladores, Aduladores, Aduladores

 

 

Edmundo-Álvarez-LlacaEl Jicote, por Edmundo González Llaca.

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