Responsabilidad y orgía
El Jicote, por Edmundo González Llaca.
Lunes 2 de Octubre
Les platico una historia, que es el sustento psicológico- político de López Obrador. Dos vecinos se odiaban, pero uno de ellos se encuentra una lámpara maravillosa que, como toda lámpara que se respete, le sale un Genio. Pasado el susto, el suertudo escucha lo que le dice el Genio: “Pídeme lo que quieras. Antes debes saber algo: la cosa que pidas o la acción que me ordenes, la daré o, la acción que me mandas, la realizaré al doble con tu vecino”. Sin dudar el suertudo le ordena: “Sácame un ojo”. Con tal de dejar ciego al vecino, no le importa el daño que también padecerá. Todo se compensará si toma venganza del vecino. orgía, orgía, orgía, orgía, orgía, orgía
El sentimiento y resentimiento que propicia y estimula López Obrador, van dirigidos a encubrir la realidad negativa existente. La impresionante y desconcertante bienvenida de un pueblo a los narcos, el Presidente la intentó encubrir con los mantras ya muy vistos; “Es propaganda de los conservadores, de la minoría rapaz, de los medios de comunicación vendidos”. Bien alertaba Roger Bartra: “La izquierda sucumbió a un síndrome desastroso: la lenta sustitución de las ideas por los sentimientos o las pasiones”.
En tiempos tan plagados de aspereza y confusión, bien vale preguntarse: “¿Cuál es la responsabilidad de quienes tenemos la fortuna o el atrevimiento de escribir y hasta de difundir los textos?”. La narrativa del gobierno gira en torno a la estrategia de provocar la furia, la indignación, el coraje, el resentimiento, el despecho, la rabia, en pocas palabras, despertar un sentimiento un poco más fuerte que el descontento, con permiso de la Real Academia Española, es el encabronamiento y los deseos de venganza que compensen o esquiven los reveses a las políticas gubernamentales.
La narrativa de esta estrategia es impulsar una realidad política con un tinte religioso: ellos contra nosotros; ellos, los malos, contra nosotros, los buenos. Es infantilizar la vida pública, en forma de una pugna entre policías y ladrones. Si lo que promueve la Cuatro Té es la e-moción, las pasiones enfocadas a la acción. Creo que nuestra responsabilidad, independientemente de ser ágrafos o escritores, es romper el simplismo del diagnóstico y las soluciones. Alentar la reflexión, la racionalidad, ligadas a los matices y al análisis de lo subyacente. En otras palabras, rechazar las lealtades acríticas, refutar las campañas electorales que no se aplican a formar simpatizantes sino fanáticos.
Las elecciones, afirman los estudiosos, es una fiesta de la democracia. Espacio privilegiado de la participación libre de los ciudadanos, la expresión de su pluralidad, la honra a la tolerancia, al diálogo, a la reflexión racional y, si me apuran, sin perder el sentido del humor y la alegría.
El mayor aguafiestas es sin duda López Obrador, que no se recupera del “vahído” que le dio en Mérida y cada día es más incongruente y descarado. Quiere hacer de las elecciones, una orgía de billetazos, amenazas, utilización de los recursos materiales y humanos del gobierno; violación sistemática de las leyes. Por si fuera poco, no solamente se reserva el derecho de admisión de la que considera “su fiesta”, sino que también cree que le pertenece, la decisión de quién gana y quién pierde.
En fin, en momentos terribles como los actuales, la vida pública tiene la insoslayable costumbre de imponer compromisos personales y políticos para todos. Nadie puede jugar al silencio o al escondite. Que cada quien ocupe su trinchera, el país nos necesita a todos.
El Jicote, por Edmundo González Llaca.
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