Abandono ensombrece a hospital de Irapuato

Construido en los años 50, el inmueble ubicado en calzada Insurgentes sufre muestras de abandono.

En el corazón de Irapuato, Guanajuato se erige, desde hace casi 80 años, un edificio tapiado en su exterior con placas de acero y al que poca gente tiene acceso. El inmueble abandonado genera los rumores de que ahí se realizan misas negras, el sonido de golpes, susurros y lamentos que provienen de la nada, y cuyos pasillos son recorridos por “sombras” y “espectros”.

Pero, más allá de la leyenda negra, el antiguo hospital es un monumento del art déco tardío, con una fachada interna curveada y acabados que están en decadencia, pese a que podría ser restaurado. Abandono, Abandono, Abandono, Abandono, Abandono, Abandono, Abandono

El edificio fue construido a inicios de los años 50 como una clínica particular y fue a inicios de la década de los 60 cuando el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) lo tomó como hospital de zona. Sin embargo, hasta 1974, la dependencia cambió de sede.

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“El hospital fue desalojado a fines de 1974, porque se presentó una bacteria que mató a mucha gente, sobre todo niños”, reveló el cronista de Irapuato, José Luis Chávez, quien también apuntó que el IMSS ya contaba con una nueva sede en avenida de la Reforma.

Resaltó que el hospital es un edificio histórico, con un estilo arquitectónico muy definido y que bien podría ser rescatado para convertirse en museo.

Aunque tiene propietarios, éstos no han mostrado interés en restaurarlo. Quizá por falta de recursos.

De acuerdo con el arquitecto Miguel Ángel Ortiz García, director de catastro municipal de Irapuato, el inmueble se alza en un terreno de mil 800 metros cuadrados.

El funcionario irapuatense subrayó que el edificio está en orden en lo que respecta al pago de derechos, sus dueñas pagan el predial puntualmente año con año.

Luego de que el IMSS abandonara el inmueble, otra clínica particular lo ocupó, pero lo abandonó a finales de los años 80.

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VÁNDALOS Y CAZAFANTASMAS

El hospital abandonado es ahora el sitio de encuentro para vándalos, pero también para quienes buscan encontrar eventos paranormales.

Durante algunos años, el edificio fue visitado por gente que oficiaba supuestas misas negras. Algunos grupos pintaban pentagramas y otros utilizaban güijas para contactar “entidades desconocidas”, otros más lanzaban plegarias a demonios.

Y aunque algunos vecinos coinciden en que en muchas ocasiones han podido escuchar lamentos, pasos o incluso voces de niños, otras personas aseguran que el lugar es tranquilo.

Los vecinos cerraron todos los accesos, incluso, la dirección de Protección Civil municipal tapó los accesos para evitar incursiones que pudieran terminar en un accidente, aunque hace poco de un mes, un grupo de jóvenes subió a la azotea del hospital para tirar un tinaco, ocasionando un gran estruendo al caer en la zona de la recepción.

En la plataforma de YouTube pueden encontrarse videos de buscadores de fantasmas. Muchos de ellos creen haber escuchado sonidos extraños y otros más simulan apariciones espectrales.

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EL ART DÉCO DEL HOSPITAL

El hospital abandonado de posee una planta baja y dos pisos adicionales, además de un cuarto de servicio en la azotea.

Su fachada da a la calzada Insurgentes, a unos metros del Puente de Guadalupe, por sobre el cual, el general Francisco Villa marchó a Celaya durante la la Revolución. Otro acceso está sobre la calle cerrada de Insurgentes.

Y aunque su fachada frontal carece de toda riqueza arquitectónica, el interior y su parte posterior, muestra una influencia total del llamado art déco. Este diseño puede notarse en sus techos, oficinas de recepción, farmacia, escaleras, ventanas y en una semitorre que sobresale en el patio trasero, incluso en lo que fue su quirófano.

El interior está cubierto por una capa gruesa de polvo, casi no quedan muebles o instrumentos hospitalarios.

Muchos de los cristales de sus ventanas están rotos. Sus largos pasillos parecen corredores al infierno, como cita Mary Shelley en su obra Frankenstein, debido al lóbrego escenario que muestra con papel tapiz a medio caer, moho, humedad y decadencia, porque sin mucha separación aparecen puertas en ambos flancos, la mayor parte de ellas funcionales.

Incluso, las sombras podrían jugar algunas jugarretas visuales y acabar con la paz de las personas nerviosas.

El edificio está rodeado de funerarias. Hay al menos cinco establecimientos con este tipo de servicios, pues a una cuadra de este nosocomio se alzaba el Hospital Civil, así como la Cruz Roja.

Con una restauración a fondo del edificio, éste bien podría ser un museo o algún instituto educacional, para así conservar la riqueza histórica de Irapuato.

 

 

Con información e imágenes de Agencias.

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