El Reporte Mundial de Riesgos del Foro Económico Mundial expone una perspectiva más que negativa para el futuro del planeta en los próximos dos años, y aún peor en una visión a 10 años, donde se esperan crisis climáticas, desinformación, polarización política y más
La perspectiva mundial a corto y largo plazo no tiene buena pinta. Así lo cree la mayoría de expertos encuestados en el Reporte Mundial de Riesgos del 2024, donde se advierte que el futuro podría ser inestable, turbulento y tormentoso.
El reporte, elaborado por el Foro Económico Mundial, recoge las opiniones de casi mil 500 expertos mundiales, quienes analizan los principales riesgos internacionales que podrían devenir en los próximos dos años, y a largo plazo, en 10. Una Perspectiva, Una Perspectiva, Una Perspectiva, Una Perspectiva, Una Perspectiva, Una Perspectiva, Una Perspectiva
Los principales riesgos identificados se dividen en cinco rubros: la crisis climática, donde se advierte que podrían aproximarse catástrofes naturales y sequías; la desinformación generada por el auge de la Inteligencia Artificial; la polarización política y social; crisis económica; y ciberataques.
A nivel general, las y los expertos mundiales consultados prevén un panorama negativo en el futuro próximo del planeta, donde posiblemente predomine la crisis, inestabilidad y el riesgo de catástrofes.
De acuerdo con el reporte, dos tercios de las y los encuestados prevén que la principal problemática que enfrentará la humanidad en próximos años será la crisis climática, e incluso, el clima extremo es el riesgo más latente a vivirse en este 2024.
Ejemplo de ello es el fenómeno conocido como El Niño, el cual es un evento de origen climático relacionado con el calentamiento del océano Pacífico que, en sus manifestaciones más intensas, provoca estragos en la zona intertropical y ecuatorial debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a la región costera del Pacífico de América del Sur.
Llama la atención que, según el documento, se destaca que la crisis climática discrepa como la principal preocupación según el sector social al que se le preguntó: mientras la sociedad civil y los gobiernos lo identifican como la principal crisis a corto plazo; el sector privado lo identifica como un riesgo a largo plazo.
Esta disonancia, se alerta, “implica una alineación y una toma de decisiones subóptimas aumentando el riesgo de perder momentos clave de intervención, lo que provocaría cambios a largo plazo en los sistemas planetarios”, se apunta en el informe.
Desinformación, IA y polarización social
Entre los principales riesgos a corto plazo se encuentra, según expertos, la desinformación. Dicha problemática podría ser un detonador de las divisiones sociales y políticas que podrían vivirse en un año electoral clave como este 2024.
Y es que este año se espera que más de 3 mil millones de personas acudan a las urnas en diferentes países y continentes, convirtiéndose en el año electoral más grande de toda la historia.
No obstante, el auge de la Inteligencia Artificial representa un riesgo para la desinformación, misma que podría ser utilizada para buscar socavar la legitimidad de gobiernos recién elegidos.
Aunado a ello, se advierte, la desinformación podría resultar en protestas violentas y crímenes de odio, enfrentamientos civiles y terrorismo.
“Más allá de las elecciones, es probable que las percepciones de la realidad se polaricen, infiltrándose en el discurso público sobre cuestiones que van desde la salud pública hasta la justicia social”, se indica.
Respecto a la economía, el estudio prevé que las pequeñas y medianas empresas, así como países con altas tasas de endeudamiento, “estarán especialmente expuestos a sufrir problemas económicos”.
Aunado a ello, el auge de la IA podría provocar falta de empleos y rezago tecnológico en algunos países, lo que desencadenaría una crisis económica eventual.
Conflictos armados internacionales, nuevo riesgo mundial
El reporte expone un nuevo riesgo para este año y el futuro: los conflictos armados entre diferentes naciones. De acuerdo con la información, existen conflictos enquistados que corren el riesgo de recrudecerse a corto plazo, debido a las amenazas de ataque o a la creciente fragilidad de los Estados.
Peor aún, a largo plazo, los avances tecnológicos y su falta de regulación podrían desencadenar en la creación de nuevas herramientas de perturbación y conflicto, desde algunas virtuales como malwares, hasta armas biológicas.
Igualmente, se alerta que las divisiones entre grupos del crimen organizado, milicias privadas, grupos terroristas y el estado podrían quedar obsoletas, “consolidando
el ciclo entre conflicto, fragilidad, corrupción y delincuencia”, señala el informe.
Finalmente, el futuro próximo podría atestiguar guerras más mortíferas y prolongadas, así como crisis humanitarias. En ellas, se estima, podrían intervenir más países e incluso se recurriría a la Inteligencia Artificial para la toma de decisiones o selección de blancos.